Asimismo, en España no hay ya nivel tres estrellas nacional.

Dos jornadas tan sólo de internacionales y del más bajo nivel (una estrella corto).

Ya no se compite en Copa de Naciones (se ganó en 2012).

En 2017 tan sólo lo ha hecho en España un jinete extranjero (han llegado a competir campeones en JJ.OO, JEM....).

Ya no hay oficiales extranjeros (en muchas ocasiones hizo los diseños en que dispuso los últimos JJ.OO y JEM, muchas veces juzgó el Presidente del Jurado de los JEM de Normandía..).

Se han anulado -ya no hay- competiciones en la mejor instalación que es la de Montenmedio, en la cual no sólo puso dinero la organización sino  la misma RFHE.

En la Planificación Deportiva pone que el objetivo es aumentar el nº de participantes en los Campeonatos de España (no tener en cuenta el tratar de subir el nivel es demencial, y bajando el nivel sí se consigue aumentar la participación pero de manera engañosa).

Una de las ideas estrellas es hacer el Campeonato de España de los niños, algo que no se da en ninguna parte del mundo y es usar a los niños para mantener su ideología (¿a quién recuerda?), cuando lo lógico sería impartirles enseñanzas.

Ha habido muchas competiciones ilegales, desde el punto de vista que no se ha cumplido el reglamento habiendo habido un oficial con interés claro en la competiciones (incluso en las jornadas de los Campeonatos de España de Adultos, Jóvenes Jinetes y Juveniles).

En el pasado Campeonato de Europa de Juveniles, los oficiales de la FEI llamaron la atención a España por haber llevado una selección de bajo nivel.

Cómo se puede entender y consentir que un asalariado de un ente deportivo que depende en gran manera del Estado cometa permanentemente ilegalidades cuando la prioridad del gobierno de forma inexpugnable es tratar de conseguir el cumplimiento de las leyes. Ello es un tema en el que no se puede mirar para otro lado dado que es de una tremenda gravedad.

La mentira y el insulto como único argumento, porque coherentes no hay (se repite lo que está pasando).

Podriamos seguir hasta aburrir, pero ya se sabe que el malo es él que dice las irregularidades  no el que las comete (¡vuelve a recordar lo que está pasando!).