Por decirlo nos insultarán, pues ya se sabe que algunos (pocos) lo hacen cuando no se piensa como ellos quieren que se piense. Y en ocasiones insultos vulgares del peor gusto e intromisiones en la vida privada desde ordenador y teléfono móvil pagado en gran manera de los Presupuestos Generales del Estado (defrauda al máximo que se consienta). Hay casos generales en que incluso usan la violencia, la agitación y los escraches. De todas formas, aunque es incómodo, es el reflejo claro de la impotencia y que da razón al que no piensa igual y que pasará, como ya está ocurriendo, una evidente factura. La gente se revela ante lo que se pretende políticamente correcto.
En estos momentos dicen casi todos los medios audiovisuales, radiofónicos, on-line, escritos... que en el país caribeño hermano asolado por la dictadura del chándal hay periodistas apresados pues los del poder saben que sus ideas informativas (sí informativas) son contrarias a las de ellos.
Como decía José Luis Borges: “Las tiranías fomentan la estupidez”. O como decía Camilo José Cela: “Lo malo de los que se creen en posesión de la verdad es que cuando tienen que demostrarlo no aciertan ni una”.
“Cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo”.
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